Mientras todos salían por la puerta, Jacob se quedó rezagado y se colocó junto a mí, me miró con una ceja elevada y una sonrisa apareció en su cara.
-Estás totalmente increíble – me dijo – incluso más que antes
-Gracias… supongo
-De nada – me guiñó un ojo – ¿me prometes que esta noche bailaras alguna canción conmigo?
-Yo… yo no… yo no sé bailar – musité algo avergonzada – no se me da nada bien
-Seguro que eres capaz de hacerlo, no creo que seas peor que Quil… – rió
-Bueno… no he visto a Quil bailar pero…
-Por favor, Bella – me dijo en un tono dulce, demasiado para él diría yo – prométemelo, solo un baile
Lo pensé, era cierto que el baile se me daba mal, yo no era muy acompasada que digamos y además me daba muchísima vergüenza bailar y moverme delante de la gente, pero en realidad… ¿Qué importaba? Me había propuesto cambiar mi forma de tomarme las cosas, necesitaba dejar la vergüenza a un lado y pasármelo bien por una vez ¿Qué más daba lo que la gente pensara de mi si no les volvería a ver jamás?
-De acuerdo, te prometo un baile – le sonreí tímidamente
-Estupendo, vamos, ya están todos fuera